[Capítulo IV: Fallas en nuestra economía de mercado] La Opción Capitalista
[http://www.cep.org.ar/articulo.php?doc=la_opción_capitalista&ids=76]
La Opción Capitalista
Mario Tejeiro
Artículo del Marzo del 2002, pero da una buena idea de nuestro "capitalismo"
Una crisis económica y política inédita está dando lugar a un renovado interés militante de dirigentes tradicionalmente renuentes a participar directamente en política. Es que el fracaso del "capitalismo salvaje" ha dejado el campo abonado para las ideas progresistas y expropiadoras. Lo que está ocurriendo con los derechos de propiedad en la Argentina puede ser sólo el preludio de algo mucho más grave, si esto deriva hacia un gobierno antiglobalización.
¿Pero qué político va a defender exitosamente las ideas capitalistas, si están (prácticamente) todos cuestionados por corruptos defensores de un capitalismo corporativo y prebendario?. Es por eso que hay una búsqueda intensa de figuras para liderar un centro derecha que ha quedado vacante tras el estrepitoso fracaso de Menem y Cavallo. Los nombres de Bullrich, López Murphy y Macri surgen como alternativas "de fuera de la política". Reutemann, De la Sota y Puertas son en cambio las figuras más potables que el peronismo pro empresario podría aportar, con las ventajas del apoyo de su aparato político.
La esperanza es que de ellos surja una fórmula capaz de ganarle a una izquierda hoy liderada por la Carrió. La intransigencia mesiánica de esta señora, con su "mani pulite" indiscriminado y sus convicciones antimercado, es una amenaza demasiado fuerte para que el empresariado permanezca indiferente. El objetivo es aglutinar una opción amplia de centro derecha, que capte desde la clase media hasta la extrema derecha, y generar así una opción polar entre expropiadores y defensores de los derechos de propiedad.
Al momento de decidir el liderazgo más aglutinante, pesarán cuatro factores. El primero es la disposición de un aparato y de un electorado cautivo, aspecto que favorece claramente a candidatos como De la Sota. Su handicap sin embargo radica en su pertenencia a una desprestigiada clase política. El segundo es el apoyo empresario, capaz de generar (aparentemente) programas de gobierno con capacidad de gestión y disponibilidad de financiamiento para las campanas. En este aspecto sobresale por el momento la pre-candidatura de Mauricio Macri.
El tercer aspecto es el de imagen frente al electorado, elemento subjetivo difícil de anticipar, pero en el que parecen tener ventajas figuras nuevas "de fuera de la política", no identificadas con el capitalismo corporativo, como Patricia Bullrich y Ricardo López Murphy. El cuarto criterio sustantivo es el ideológico. La opción capitalista, defensora de las instituciones y de la propiedad privada, puede tomar formas muy diferentes. La opción de Macri y De la Sota es el capitalismo corporativo europeo, con una alianza muy estrecha entre el empresariado y el aparato político. En cambio la visión de López Murphy y Bullrich se insinúa planteando un capitalismo competitivo, a la chilena, en el que el debilitamiento de las corporaciones empresarias y sindicales sería un punto central.
Frente a este escenario, aparecen dos alianzas naturales. Por un lado la del peronismo pro empresario con el capitalismo prebendario nacional. A ellos los unen básicamente los intereses económicos y políticos. Por el otro, hay una cercanía natural entre López Murphy y Bullrich, a quienes los uniría una visión "revolucionaria" de las instituciones y una adhesión plena a la globalización comercial y a un capitalismo competitivo. El meollo de su alianza sería el aspecto ideológico y la necesidad de sumar fuerzas "desde fuera de la política" para contrarrestar el aparato político del peronismo y la capacidad de financiamiento del capitalismo prebendario.
A esta altura es muy prematuro seguir especulando sobre las posibles derivaciones políticas de estas incipientes candidaturas. Pero la intención de esta nota no es hacer futurología sino aportar algunas reflexiones a los dirigentes empresarios y profesionales con intención de alinearse detrás de alguna de estas iniciativas. El punto central es llamar la atención que hay una enorme diferencia entre la propuesta de un capitalismo corporativo "a la europea" y un capitalismo competitivo "a la americana".
La visión empresaria prevaleciente no rescata la trascendencia de visiones ideológicas alternativas dentro del capitalismo. Para muchos de ellos el contenido de cualquier programa de gobierno debe rescatar lo esencial, esto es la defensa de los derechos de propiedad y una cuota mínima de ortodoxia económica. "Ya hay demasiados estudios hechos. Hagamos un cut-and-paste de todos ellos y lancemos cuanto antes un programa proempresario que abarque un espectro lo más amplio posible del centro derecha", afirman. Lo urgente es oponer una fuerza capaz de frenar a la izquierda, que multiplica sus adherentes con la crisis económica.
La visión empresaria tiende a privilegiar lo urgente y los intereses por encima de discusiones principistas. Más aún, un amplio espectro del empresariado cree en "un Estado que sea un socio eficiente con el que se puedan hacer negocios". La iniciativa Macri- de Narváez encaja dentro de esta visión. Mas allá de los problemas obvios de imagen que puede enfrentar la candidatura de Mauricio Macri, el problema de fondo es el intento de acomodar los principios a los intereses, tratando de sumar aportes de los espectros más variados dentro del capitalismo.
Alternativas como la de Macri-de Narváez son versiones renovadas del capitalismo corporativo que fracasó en la última década. Su vicio de origen fue una alianza espúrea entre la política corrupta y el empresariado lobbista. Las privatizaciones permitieron canjear monopolios a cambio de capacidad de gasto para las clientelas políticas. Luego el endeudamiento externo continuó "aceitando" esa alianza entre la política y los intereses creados por el atraso cambiario, hasta que explotó. Nos queda ahora la experiencia que no todo lo que es bueno para los intereses empresarios es bueno para el interés general y a la larga, ni siquiera para el propio interés empresario, dada la descapitalización generalizada a la que hemos llegado.
Para que un país tenga un crecimiento sostenible, no es posible anteponer los intereses o alianzas políticas cortoplacistas a los principios elementales. Los intereses no pueden prevalecer por encima de (o construirse a costa de) la austeridad fiscal, porque se termina en el colapso financiero. Un capitalismo que sirva al interés general no puede sustentarse en los privilegios de los más lobbistas, a través de privatizaciones monopólicas, protecciones arancelarias, desgravaciones impositivas, subsidios especiales, financiamiento de bancos estatales o regímenes especiales, porque genera ineficiencias e injusticias que a la larga son política y socialmente insostenibles.
La alianza entre la política y el empresariado prebendario ya no podrá sustentarse sobre la indisciplina fiscal, porque se acabó el financiamiento (aunque nos queda el financiamiento inflacionario, con el que sí puede hacerse mucho daño adicional). Pero la disciplina fiscal es una condición necesaria pero no suficiente para retomar el crecimiento sostenible, luego del desprestigio internacional a la que nos llevó el default y la inestabilidad política interna. Para atraer la inversión será ahora necesario dar indicios clarísimos del rumbo estratégico. ¿Seguiremos coqueteando con el MERCOSUR y la Unión Europea, para evitar una apertura en serio, que nos obligue a un esfuerzo exportador con valor agregado?. ¿Seguiremos vendiendo monopolios a empresarios extranjeros y sus socios nacionales, a cambio del financiamiento de las campanas políticas (y algún otro vueltito...)?. ¿Seguiremos intentando un estado elefantiásico a la Europea, condenándonos a tasas impositivas impagables, a la evasión y al desaliento a la inversión no prebendaria?. ¿Seguiremos conviviendo con regímenes gremiales corruptos e ineficientes?. Si ésta es la propuesta, en el mejor de los casos seguiremos coqueteando con el estancamiento....
Una opción capitalista con chances electorales requiere caras no identificadas con la política tradicional y el capitalismo corporativo. También necesita de un diagnóstico correcto del fracaso de la última década y una propuesta asociada a un capitalismo competitivo que sirva a la gente. Nada garantiza que sea una opción políticamente ganadora frente a una izquierda fortalecida por el fracaso reciente. Pero es la única opción capaz de devolver la esperanza de una política sin corrupción y un crecimiento sustentable.
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Posted by Alberdi & Urquiza to Capítulo IV: Fallas en nuestra economía de mercado at 4/03/2004 07:58:00 PM
La Opción Capitalista
Mario Tejeiro
Artículo del Marzo del 2002, pero da una buena idea de nuestro "capitalismo"
Una crisis económica y política inédita está dando lugar a un renovado interés militante de dirigentes tradicionalmente renuentes a participar directamente en política. Es que el fracaso del "capitalismo salvaje" ha dejado el campo abonado para las ideas progresistas y expropiadoras. Lo que está ocurriendo con los derechos de propiedad en la Argentina puede ser sólo el preludio de algo mucho más grave, si esto deriva hacia un gobierno antiglobalización.
¿Pero qué político va a defender exitosamente las ideas capitalistas, si están (prácticamente) todos cuestionados por corruptos defensores de un capitalismo corporativo y prebendario?. Es por eso que hay una búsqueda intensa de figuras para liderar un centro derecha que ha quedado vacante tras el estrepitoso fracaso de Menem y Cavallo. Los nombres de Bullrich, López Murphy y Macri surgen como alternativas "de fuera de la política". Reutemann, De la Sota y Puertas son en cambio las figuras más potables que el peronismo pro empresario podría aportar, con las ventajas del apoyo de su aparato político.
La esperanza es que de ellos surja una fórmula capaz de ganarle a una izquierda hoy liderada por la Carrió. La intransigencia mesiánica de esta señora, con su "mani pulite" indiscriminado y sus convicciones antimercado, es una amenaza demasiado fuerte para que el empresariado permanezca indiferente. El objetivo es aglutinar una opción amplia de centro derecha, que capte desde la clase media hasta la extrema derecha, y generar así una opción polar entre expropiadores y defensores de los derechos de propiedad.
Al momento de decidir el liderazgo más aglutinante, pesarán cuatro factores. El primero es la disposición de un aparato y de un electorado cautivo, aspecto que favorece claramente a candidatos como De la Sota. Su handicap sin embargo radica en su pertenencia a una desprestigiada clase política. El segundo es el apoyo empresario, capaz de generar (aparentemente) programas de gobierno con capacidad de gestión y disponibilidad de financiamiento para las campanas. En este aspecto sobresale por el momento la pre-candidatura de Mauricio Macri.
El tercer aspecto es el de imagen frente al electorado, elemento subjetivo difícil de anticipar, pero en el que parecen tener ventajas figuras nuevas "de fuera de la política", no identificadas con el capitalismo corporativo, como Patricia Bullrich y Ricardo López Murphy. El cuarto criterio sustantivo es el ideológico. La opción capitalista, defensora de las instituciones y de la propiedad privada, puede tomar formas muy diferentes. La opción de Macri y De la Sota es el capitalismo corporativo europeo, con una alianza muy estrecha entre el empresariado y el aparato político. En cambio la visión de López Murphy y Bullrich se insinúa planteando un capitalismo competitivo, a la chilena, en el que el debilitamiento de las corporaciones empresarias y sindicales sería un punto central.
Frente a este escenario, aparecen dos alianzas naturales. Por un lado la del peronismo pro empresario con el capitalismo prebendario nacional. A ellos los unen básicamente los intereses económicos y políticos. Por el otro, hay una cercanía natural entre López Murphy y Bullrich, a quienes los uniría una visión "revolucionaria" de las instituciones y una adhesión plena a la globalización comercial y a un capitalismo competitivo. El meollo de su alianza sería el aspecto ideológico y la necesidad de sumar fuerzas "desde fuera de la política" para contrarrestar el aparato político del peronismo y la capacidad de financiamiento del capitalismo prebendario.
A esta altura es muy prematuro seguir especulando sobre las posibles derivaciones políticas de estas incipientes candidaturas. Pero la intención de esta nota no es hacer futurología sino aportar algunas reflexiones a los dirigentes empresarios y profesionales con intención de alinearse detrás de alguna de estas iniciativas. El punto central es llamar la atención que hay una enorme diferencia entre la propuesta de un capitalismo corporativo "a la europea" y un capitalismo competitivo "a la americana".
La visión empresaria prevaleciente no rescata la trascendencia de visiones ideológicas alternativas dentro del capitalismo. Para muchos de ellos el contenido de cualquier programa de gobierno debe rescatar lo esencial, esto es la defensa de los derechos de propiedad y una cuota mínima de ortodoxia económica. "Ya hay demasiados estudios hechos. Hagamos un cut-and-paste de todos ellos y lancemos cuanto antes un programa proempresario que abarque un espectro lo más amplio posible del centro derecha", afirman. Lo urgente es oponer una fuerza capaz de frenar a la izquierda, que multiplica sus adherentes con la crisis económica.
La visión empresaria tiende a privilegiar lo urgente y los intereses por encima de discusiones principistas. Más aún, un amplio espectro del empresariado cree en "un Estado que sea un socio eficiente con el que se puedan hacer negocios". La iniciativa Macri- de Narváez encaja dentro de esta visión. Mas allá de los problemas obvios de imagen que puede enfrentar la candidatura de Mauricio Macri, el problema de fondo es el intento de acomodar los principios a los intereses, tratando de sumar aportes de los espectros más variados dentro del capitalismo.
Alternativas como la de Macri-de Narváez son versiones renovadas del capitalismo corporativo que fracasó en la última década. Su vicio de origen fue una alianza espúrea entre la política corrupta y el empresariado lobbista. Las privatizaciones permitieron canjear monopolios a cambio de capacidad de gasto para las clientelas políticas. Luego el endeudamiento externo continuó "aceitando" esa alianza entre la política y los intereses creados por el atraso cambiario, hasta que explotó. Nos queda ahora la experiencia que no todo lo que es bueno para los intereses empresarios es bueno para el interés general y a la larga, ni siquiera para el propio interés empresario, dada la descapitalización generalizada a la que hemos llegado.
Para que un país tenga un crecimiento sostenible, no es posible anteponer los intereses o alianzas políticas cortoplacistas a los principios elementales. Los intereses no pueden prevalecer por encima de (o construirse a costa de) la austeridad fiscal, porque se termina en el colapso financiero. Un capitalismo que sirva al interés general no puede sustentarse en los privilegios de los más lobbistas, a través de privatizaciones monopólicas, protecciones arancelarias, desgravaciones impositivas, subsidios especiales, financiamiento de bancos estatales o regímenes especiales, porque genera ineficiencias e injusticias que a la larga son política y socialmente insostenibles.
La alianza entre la política y el empresariado prebendario ya no podrá sustentarse sobre la indisciplina fiscal, porque se acabó el financiamiento (aunque nos queda el financiamiento inflacionario, con el que sí puede hacerse mucho daño adicional). Pero la disciplina fiscal es una condición necesaria pero no suficiente para retomar el crecimiento sostenible, luego del desprestigio internacional a la que nos llevó el default y la inestabilidad política interna. Para atraer la inversión será ahora necesario dar indicios clarísimos del rumbo estratégico. ¿Seguiremos coqueteando con el MERCOSUR y la Unión Europea, para evitar una apertura en serio, que nos obligue a un esfuerzo exportador con valor agregado?. ¿Seguiremos vendiendo monopolios a empresarios extranjeros y sus socios nacionales, a cambio del financiamiento de las campanas políticas (y algún otro vueltito...)?. ¿Seguiremos intentando un estado elefantiásico a la Europea, condenándonos a tasas impositivas impagables, a la evasión y al desaliento a la inversión no prebendaria?. ¿Seguiremos conviviendo con regímenes gremiales corruptos e ineficientes?. Si ésta es la propuesta, en el mejor de los casos seguiremos coqueteando con el estancamiento....
Una opción capitalista con chances electorales requiere caras no identificadas con la política tradicional y el capitalismo corporativo. También necesita de un diagnóstico correcto del fracaso de la última década y una propuesta asociada a un capitalismo competitivo que sirva a la gente. Nada garantiza que sea una opción políticamente ganadora frente a una izquierda fortalecida por el fracaso reciente. Pero es la única opción capaz de devolver la esperanza de una política sin corrupción y un crecimiento sustentable.
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Posted by Alberdi & Urquiza to Capítulo IV: Fallas en nuestra economía de mercado at 4/03/2004 07:58:00 PM
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